Madrid, 25 abr (EFEAGRO).- Pese a que el consumo de cigarrillos electrónicos en España da señales de recuperación tras la fuerte caída registrada una vez acabado el ‘boom’ inicial que vivió el sector, el número de ‘vapeadores’ continúa lejos de las cifras que manejan los principales países europeos.
La cifra total de consumidores españoles palidece frente a la de Reino Unido, Alemania, Francia e Italia, con entre tres y ocho veces más usuarios.
Así se desprende al menos de los datos facilitados por la Asociación Nacional del Cigarrillo Electrónico (ANCE) a Efeagro, que reflejan también notables diferencias en materia de ingresos y facturación.
En España, con una población superior a los 46 millones de ciudadanos, se estima que durante 2016 ‘vapearon’ al menos una vez a lo largo del año unas 350.000 personas, es decir, un 0,75 % del total.
En Italia, el número de usuarios del cigarrillo electrónico ascendió a un millón (el 1,6 % de su población); en Francia, fueron 1,6 millones (2,4 %), en Alemania se contabilizaron 2,5 millones (3 %) y en Reino Unido calcularon 2,8 millones de consumidores (4 %).
El porcentaje de ‘vapeadores’ en función del volumen de población también es sensiblemente más alto en países más pequeños que España, como Austria (2,9 %) o Dinamarca (1,7 %).
En Italia, Francia, Alemania y Reino Unido, además, la cifra de ingresos del sector en 2016 osciló entre los 400 y los 520 millones de euros, a mucha distancia de los modestos 55 millones facturados por el ‘vapeo’ en España.
«Somos un país donde se ‘vapea’ con menos frecuencia y con menos intensidad que en Italia o Francia, que son mercados más maduros y donde el cliente ya está arraigado y fidelizado», explican desde ANCE.
Otro factor estos consumidores habituales invierten en nuevos dispositivos con más frecuencia, un dato relevante atendiendo a su precio de venta, sensiblemente superior al de los productos de recarga.
El por el momento reducido tamaño del mercado español se observa igualmente en el número de tiendas especializadas, con apenas 350 establecimientos, entre cinco y seis veces menos que en los cuatro grandes países de Europa.
Estas cifras distan también del momento inicial de ‘boom’ que vivió el sector de los cigarrillos electrónicos en 2013 -años después de ya estar presentes en otros países europeos-, cuando comenzaron a venderse en España y llegaron a registrarse hasta 3.000 puntos de venta.
El despegue fue «caótico» y contribuyó a que el producto se viera asociado a una imagen «no demasiado positiva», según explican a Efeagro fuentes del sector, que recuerdan el tremendo bajón de 2014.
Desde entonces se observa una lenta recuperación a nivel de consumidores, en su inmensa mayoría fumadores interesados en dejar el cigarrillo tradicional.
De acuerdo con la patronal ANCE, el 95 % de las ventas de cigarrillos electrónicos corresponden a productos con nicotina y apenas un 5 % corresponden a artículos sin esta sustancia.
«Hay bastante margen para crecer en España, no aspiramos a igualar los números de Francia o Italia pero sí a mejorar», han explicado desde esta entidad.
En su opinión, uno de los factores que explican por qué en otros países europeos se expandió el ‘vapeo’ en mayor medida es el apoyo prestado por las instituciones sanitarias y diferentes ONG a este producto, al que vieron como una alternativa para dejar de fumar cuando éste daba sus primeros pasos.