Madrid, 18 jul (EFE).- La Policía Nacional, junto con funcionarios de Vigilancia Aduanera y Policía Municipal, han desarticulado en Madrid y en Guadalajara una organización de origen búlgaro dedicada al contrabando de tabaco que introducían en España desde otros países en aviones, autobuses o camiones.
Diez personas -cuatro de nacionalidad española, cuatro búlgaras, una de Ucrania y otra de Armenia- han sido detenidas en Madrid, Alcorcón, Alcalá de Henares, Meco y Azuqueca de Henares (Guadalajara) y se han intervenido 48.000 cajetilas de tabaco de 18 marcas distintas, o bien falsificadas o que carecían de los requisitos legales como la precinta fiscal y las advertencias sanitarias.
El dinero que la organización recibía del contrabando de tabaco era enviado al extranjero, principalmente a Bulgaria, mediante correos humanos, y posteriormente ingresado en cuentas españolas para constituir empresas y ocultar la actividad ilegal.
La investigación se inició en noviembre de 2017 cuando los agentes detectaron un establecimiento de Madrid que vendía cajetillas de tabaco sin contar con las habilitaciones legales necesarias.
Presuntamente, las personas que regentaban dicho local almacenaban el tabaco en un inmueble de Madrid y, posteriormente, lo trasladaban al establecimiento desde dos vehículos. Cuatro meses después, los agentes descubrieron que habían trasladado sus actividades a un establecimiento de alimentación en Alcalá de Henares y que guardaban el tabaco en una nave del municipio.
A partir de ese momento, se inició una investigación conjunta entre Policía Nacional, Policía Municipal y Vigilancia Aduanera que se centró en determinar el lugar de procedencia del tabaco y las personas responsables de su introducción en España.
Todas las gestiones practicadas hasta el momento apuntaban a la existencia de una organización criminal de origen búlgaro asentada en España con claro reparto de tareas entre sus miembros y con los recursos necesarios para la adquisición y venta del tabaco, y para el posterior blanqueo de los beneficios obtenidos mediante la transferencia de dinero al extranjero y la adquisición de inmuebles, o creación de empresas, en España.
Los investigados contaban con una gran infraestructura para introducir el tabaco en España desde distintos países. Lo hacían por vía aérea -ocultándolo en maletas-, por vía terrestre, utilizando autobuses y camiones, e incluso se habían planteado introducirlo en contenedores, por la vía marítima, llegando a crear una empresa.
Para ocultar su verdadera identidad, los investigados se escondían bajo identidades falsas, en unas ocasiones usurpadas y, en otras, inventadas de las que se servían para suscribir contratos de arrendamiento de almacenes para el tabaco, así como para crear empresas de venta de diferentes productos y para pagar suministros de energía.
Uno de sus miembros era utilizado como testaferro en una de las empresas investigadas, y también para adquirir varios inmuebles o llevar a cabo la apertura de cuentas bancarias que, en realidad, manejaban los líderes de la organización.
La organización enviaba dinero al extranjero mediante correos humanos, principalmente a Bulgaria, para su posterior ingreso en cuentas españolas.